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Los plátanos: ¿camino de los tomates?

Este artículo fue publicado en el Revista Palca nº32. Ver revista completa

Hemos vivido unos años cargados de espejismo, en unos casos suponíamos que el sector agrario era una cosa del pasado y en otros, como es el del cultivo del plátano, parecía que el futuro estaba asegurado no solo por las ayudas POSEI sino por el peor trato que tenía el resto de la agricultura. Sin embargo, en estos momentos no solo ha desaparecido un sector que nació y creció en Canarias de manera paralela, navegando en los mismos barcos y endulzando los paladares europeos de gran parte del siglo XX, sino que ahora los isleños sin querer y quizás por poca previsión, hemos visto como en los últimos diez años casi se ha extinguido el cultivo de tomate en las islas y lo que parece, si no lo remediamos con medidas urgentes, es que estamos condenados a repetir la misma historia con los plátanos.

Los tomates pervivieron desde su nacimiento, a finales del siglo XIX, hasta la pasada década manteniendo un mercado al norte de los Pirineos, mientras que los plátanos tuvieron que refugiarse en la península ibérica ante la agresión de la banana y la potente capacidad de las multinacionales para imponerse en los mercados europeos; no olvidemos que esta no
solo ha tenido ventajas agroclimáticas sino, sobre todo, comerciales; situación que de alguna manera estamos sufriendo en la península y, en consecuencia, hemos perdido más de un 40% del mercado. Los defensores de la banana alegan aspectos también de solidaridad, bien sea con América como con África, aunque en el fondo lo que priva son intereses económicos, tanto con las exportaciones de Europa hacia estas zonas, como por los salarios de miseria que obtienen los que la producen.

La Unión Europea nos ha puesto una ficha financiera importante, 141.000.000 €, para compensar las pérdidas que sufren nuestros agricultores ante las importaciones de bananas. Sin embargo, decir que posiblemente no hemos hecho todos las cosas de la manera más adecuada con estos recursos económicos, ya que el minifundio comercial existente en las islas, las tensiones internas entre las distintas empresas, el número de marcas y categorías que le damos a nuestros plátanos, no nos ayudan a competir con la uniformidad que tienen las multinacionales y, por otra parte, a la identificación y diferenciación de la fruta canaria en los mercados peninsulares. Es decir, si no unificamos y homogeneizamos nuestra marca como Plátano de Canarias, lo tenemos difícil, ya que los competidores, entre otras cosas, venden bananas como plátanos de Canarias ante la dispersión
de categorías y la confusa presentación de nuestros productos en la península, donde son más caros que la banana.

En los momentos actuales, los plátanos en las islas comienzan a parecerse a lo que ocurrió con los tomates hace diez años, valga como dato que a lo largo del 2015 la media cobrada por los agricultores, según ASPROCAN, fue de 0,32 céntimos. Tengamos como referencia, que los costes de producción en Canarias, en casi todos los puntos de las islas, superan los 0,40 céntimos/kilo o lo que es lo mismo, gran parte de nuestros agricultores sobreviven gracias a las ayudas POSEI, ya que el mercado no ha cubierto los costes de producción. Si bien es verdad que hemos de mejorar aspectos en los empaquetados y comercialización, los márgenes que quedan para el agricultor son mínimos, puesto que, mayoritariamente las empresas canarias solo llegan hasta el puerto peninsular, quedando el resto de actividad: maduración y distribución, en manos de firmas, alejadas de los productores isleños.

Por ello, hemos de gestionar mejor esta actividad económica, pues lo que se queda en las islas en bruto son 240.000.000 € de los 347.000.000 kilos de plátano que exportamos el año pasado, por lo que a esta cifra hemos de restarle los costes de mantenimiento del cultivo y, en consecuencia, nuestro mundo rural comienza a tener dificultades para sostener las fincas con un mínimo de solvencia. Por lo que es preocupante esta situación con resultados negativos y, lo que es peor, sin horizonte de cambios a mejor, a lo que hemos de añadir un número importante de puestos de trabajo y recursos, que generan el empaquetado y transporte de nuestra fruta en la economía de las islas.

Con el plátano tiene que ver toda una serie de aspectos básicos en el Achipiélago, desde las comunicaciones interinsulares como las relaciones entre Canarias y la península, pues alrededor del mismo se mueven 17.000 frigoríficos, es decir que todos los días salen de Canarias hacia la península 50 camiones frigoríficos de plátanos, con un coste diario en bruto de más de 150.000 €, lo que significa al año más de 50 millones de euros que pagan los plátanos de Canarias para alcanzar el mercado peninsular. Cifras estas que debemos tener en cuenta cuando hablamos de la cesta de la compra en las islas ya que más del 80% de nuestros alimentos vienen en los frigoríficos en los que enviamos la fruta a la península.

Los plátanos generadores de actividad económica en zonas deprimidas de las islas.- Si asociamos el cultivo con territorios concretos, podemos leer y entender que en numerosos pueblos de nuestra geografía, su trabajo, poblamiento y paisaje tienen que ver con la platanera. Hay casos que son muy expresivos, el noroeste de Gran Canaria, la isla baja o la zona de Las Galletas en Tenerife, el núcleo de La Dama en La Gomera, Valle del Golfo en El Hierro y prácticamente toda la isla de La Palma. Por ello, alrededor de esta producción no solo son los más de 20.000 puestos de trabajo, sino el mantenimiento de un paisaje, una actividad productiva y lo que no es menos importante, un equilibrio entre población y territorio. En otro estado de cosas, la demanda de materia orgánica en nuestros plátanos es algo básico en la limpieza de nuestros montes, por el significativo volumen de pinocha, ramas, etc., que le incorporamos a nuestro suelo cultivado. Sin que olvidemos el papel que este tiene como demandante de estiércol y la complementariedad con la actividad ganadera.

Los plátanos como referencia económica.- En torno a ellos se sorribaron en Canarias entre 14-15.000 ha, de las que aún perviven produciendo unas 9.000. Es decir, alrededor de dicha actividad se han realizado las mayores inversiones agrarias a lo largo de los últimos 100 años, son un paisaje hecho por el hombre, roturando, creando infraestructuras hídricas (canales, estanques, sistema de riego por aspersión o goteo, etc.), qué decir de las más de 3.000 ha de invernadero. En una palabra, en torno a dicho cultivo hay un paisaje fabricado por el hombre de gran valor estratégico que hemos de evitar que entre en la crisis del suelo ocupado antaño por los tomateros. Los plátanos son también una cultura y unas relaciones humanas entre los canarios y la piel de toro, pues a pesar de la dura agresión que sufren, aún consumen en la península 8 kilos por habitante y año, tema este que asimismo debemos cuidar.

Está en nuestras manos mantener los actuales cultivos y potenciar otros nuevos, ya que la situación socioeconómica de las islas demanda un mayor
equilibrio entre agricultura y sociedad, que nos haga menos dependiente del “monocultivo del turismo” y más solidarios con el territorio. Deberíamos
utilizar mejor los141.000.000 € que pone la Unión Europea en los plátanos canarios para potenciar y animar a nuestros jóvenes a que el sector primario tenga futuro en esta tierra y, en consecuencia, que no se vuelva a repetir con las fincas de plataneras, el lamentable camino cubierto
de maleza que tienen las tierras antaño dedicadas al tomate.

El esfuerzo de varias generaciones, la ilusión y los sueños de nuestros campesinos a lo largo de más de 100 años, no podemos ni debemos embarcarlos en los barcos de los tomates, está en nuestras manos el futuro de una actividad que ha generado cultura, riqueza, paisaje y el compromiso más solidario entre los hombres y mujeres de esta tierra.

Aún estamos a tiempo de corregir, para 2016, la lamentable historia del 2015, en el que numerosas familias están a punto de tirar la toalla. Sembremos y plantemos el campo con más ilusión y compromiso.

Wladimiro Rodríguez Brito
Dr. en Geografía
wladimirorodriguezbrito.blogspot.com.es

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